Otro aspecto histórico que arroja este documento es el posible origen de uno de los oficios más significativos de Terrinches, en el transcurso del siglo XIX y los dos últimos tercios del siglo XX, la arriería.
Los arrieros, en su peculiar forma de entender la vida y sus largas correrías por los caminos de Andalucía tuvieron su punto de partida en los importadores de aceite en tierras de frontera entre la España castellana y Andalucía, ya se citan en el Catastro del Marqués de la Ensenada. El paisaje actual ofrece una estampa típicamente jiennense, con la mayoría de las tierras cultivables, de los 54 km2 de término, dedicadas al olivar. Este hecho no responde sino a la significativa labor emprendida por arrieros, en su comercio de aceite, primero ya citado en el Catastro del Marqués de la Ensenada al señalar en el capítulo de industria y comercio la existencia de un molino harinero en el término, así como tráfico de arriería, para la extracción de granos é importación de aceite y otros géneros. Posteriormente, a lo largo del siglo XX, se convertiría en un comercio especializado, preferentemente sobre embutidos y especias, fundamentalmente pimienta. Los recursos actuales sobre el significado de la arriería en Terrinches se concentran en un rico y variado espacio etnográfico todavía presente en muchas casas del pueblo.
Dominios que tuvo la Orden de Santiago en el Reino de Castilla (siglos XIV y XV).
Como aportación final a los orígenes históricos de la población, hoy pendiente de la información que aporten las fuentes que en la actualidad, son objeto de estudio e investigación, existe la opinión fundada de varios asentamientos en torno al S.VI d.C, uno de los cuales de origen romano situado en el Barranco del Hinojo habría sido habitado hasta principios del siglo XVI, coincidiendo con los datos revelados por la descripción realizada en 1575, antes mencionada:
A los cincuenta y seis capítulos dijeron que en el término de esta villa se oyó decir a los más ancianos que hubo un lugar que se decía el Hinojo del cual era pequeño y de muy poca vecindad y que en tiempos antiguos robadores, salteadores y otras personas de mal vivir los robaban y estragaban por ser pequeña, lo cual produjo que los habitantes de esta aldea tuvieran que venirse a vivir a esta villa, de la cual, en el presente hay vecinos en ella que sus nombres derivan de allí.
De los innumerables castillos que la Orden de Santiago tuvo en la comarca de los Campos de Montiel, de muchos de ellos sólo queda el recuerdo. De otros algo, poco más, pero en cualquier caso merece hacerse una visita a esta Comarca por parte de quienes sean aficionados al hallazgo de estos venerables y antiquísimas construcciones guerreras.de todos ellos recordamos el castillo de Terrinches. La fortaleza es un pequeño castillo formado por una gran torre de 17 m. de lado, que estuvo protegida por un antemuro, también cuadrado, con torres circulares en sus ángulos. Este gran torreón se encuentra emplazado en la zona noroeste de la población a la cual protege, situada a 12 Km. al sur de Montiel, a 120 Km. al este de Ciudad Real y 60 al este de Despeñaperros. Las primeras noticias históricas de este enclave `proceden del siglo XIII. Perteneció a la Orden de Santiago y sufrió un ataque árabe en 1282, cuando el sultán de Marruecos, Aben Yucef, llegó hasta este lugar arrasando la zona, no conseguir la rendición de sus defensores. El recinto exterior, que era de mampostería, está muy destruido conservándose solamente dos torreones redondos que defendían los ángulos. En buen estado se encuentra la gran torre interior que ocupa una superficie de casi 300 metros cuadrados de terreno. Su estructura se mantiene hasta la terraza defensiva, aunque perdiendo el parapeto, las almenas y los tres matacanes que tenía. En tres de sus caras hay ventanas, formadas por arcos de medio punto, cuya anchura oscila entre 1,35 a 1,60 m. Está realizada en mampostería con la que se entremezclan los sillares, empleados en los ángulos y vanos del edificio, que consta de una gran cámara en su planta baja, de la que arranca una escalera, que sube por el interior del muro sur, de 4 metros de grosor, hasta la planta principal. Ambos pisos se cubren con dos grandes bóvedas de cañón apuntado cada uno, que descansan en dos grandes pillares de sillería. Si el piso inferior sólo tiene saeteras, la planta principal presenta tres grandes balcones situados bajo los matacanes. Una nueva escalera nace en el lado norte de esta cámara y a través del muro desemboca en la terraza por el lado oeste.
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