martes, 29 de mayo de 2012

Ontavia

Se descubre unas termas de 2000 años de antiguedad en la Ontavia, Terrinches. 
 
 
 
El director general de Patrimonio Cultural, Luis Martínez, ha visitado hoy el yacimiento de La Ontavia, en la localidad ciudadrealeña de Terrinches, donde han salido a la luz las termas con que contaba esta villa romana. Martínez, acompañado del alcalde de la localidad, Nicasio Peláez, y de la delegada provincial de Educación, Ciencia y Cultura, Valle Fuentes, ha conocido el trabajo de investigación y consolidación realizado por más de 50 personas durante la última campaña de excavaciones que se ha prolongado por espacio de cuatro meses.

En la última campaña, la Junta ha invertido 18.500 euros en la recuperación de esta villa romana de época tardía (siglo IV d.C.), cuyos trabajos se iniciaron en 2007.

La actuación en el yacimiento de 'La Ontavia' forma parte de la campaña de excavaciones arqueológicas que cada verano lleva a cabo el Gobierno regional en toda la comunidad autónoma y que este año ha permitido contratar a cerca de 600 desempleados, gracias a los aproximadamente 5,5 millones de euros que se han destinado para trabajar en un total de 33 yacimientos.

El yacimiento de 'La Ontavia' cuenta con 2.000 años de antigüedad y tuvo su origen cuando un rico terrateniente se instaló en este lugar bien comunicado mediante la Vía Augusta, donde él, sus descendientes y su servicio habitaron durante siglos hasta el abandono del lugar durante las invasiones godas.

El Gobierno regional y el ayuntamiento de Terrinches han colaborado en los trabajos para la recuperación de este conjunto residencial y agropecuario del que destaca el buen grado de conservación de las instalaciones termales, que cuentan con piscinas y salas frías, calientes y templadas, además de vestuarios y letrinas.

Posteriormente, esta área fue reutilizada en época tardoantigua como un área cementerial, de la que se han excavado alrededor de treinta tumbas que contienen restos de cincuenta individuos.

Hasta el momento se han documentado cuatro tipos de estructuras: de lajas, de mampostería, mixtas y con cubierta única de lajas.

De todas ellas, sólo tres conservan elementos de ajuar, dos anillos de bronce y uno de plata.

lunes, 28 de mayo de 2012

Situación

                                      
Este municipio se encuentra orientado, en el extremo sur-oriental de la provincia de Ciudad Real, a 40 km. al este de la N-IV Madrid-Cádiz.

Terrinches se sitúa al borde de las provincias de Ciudad Real y Jaén, flanqueado por un cordón montañoso, al sur, de este a oeste, identificado en las Sierras de Alcaraz, Segura, Cazorla y Sierra Morena, dando paso en dirección norte, al final de la meseta castellano-manchega.

Las poblaciones limítrofes son al este Albaladejo. Santa Cruz de los Cáñamos, al norte a 5 km. de Terrinches; Puebla del Príncipe, a 9 km. en dirección oeste. Finalmente, al sur, las poblaciones jienenses de Villarrodrigo y Génave.

Distancias de referencia
Valencia a Terrinches (320 km.).
Sevilla a Terrinches (210 km.).
Madrid a Terrinches (320 km.).
Albacete a Terrinches (127 km.).
Ciudad Real a Terrinches (130 km.).
Valdepeñas a Terrinches (60 km.).
Villanueva de los Infantes a Terrinches (27 km.).

Historia


                                                      



Situado junto a una ruta principal de penetración de Levante a Andalucía, se han documentado recientemente en su término municipal yacimientos correspondientes a la Prehistoria-Edad del Bronce, y una villa de época romana, que son objeto de estudio en los últimos años.
Terrinches cuenta con un importante patrimonio documental, preferentemente a partir del S. XVI, así como unos yacimientos arqueológicos de relevancia, cuyas investigaciones arrojarán nuevos descubrimientos sobre los orígenes de la localidad. Entretanto, los referentes históricos a los que tenemos acceso en la actualidad, señalan el punto inicial de Terrinches como resultado de una de las repoblaciones llevadas a cabo por la Orden de Santiago, estando incluida la población en la Concordia que se celebró en 1.245, entre el Arzobispo de Toledo y la Orden religiosa-militar. Este hecho motiva que en el escudo heráldico del municipio salga el cuartel primero, recalando este punto con campo de plata y veneración santiaguista de gules.
Siguiendo con el simbolismo de la heráldica local, el cuartel segundo de evoca, como consecuencia de la raíz “Turris”, un posible origen con la denominación “Torreblanca”, de la que pudiera derivarse la actual de Terrinches. Esta importancia como bastión defensivo, ya en la denominación de la localidad, se sostiene, asimismo, por las Crónicas de Alfonso X, en la cual se recoge un ataque árabe a la villa. En razón de estos hechos, en el escudo del municipio, el segundo cuartel aparecerá identificado con torre de plata sobre campo de azur.
De uno de los primeros documentos oficiales de la villa, con motivo de la descripción y relación de pueblos y tierras encargada por el rey Felipe II, en 1575, se recogen los siguientes puntos, en boca de los alcaldes ordinarios de la localidad, Alonso Gonzalez Arguello y Gonzalo Rodríguez de Carrizosa.
“Esta villa se llama villa de Terrinches y esta en la Orden de Santiago en el Partido del Campo de Montiel y entra en las villas de la Encomienda Mayor de Castilla, no teniendo en ningún escrito en la memoria de hombres se recuerde otro nombre sino Terrinches, la cual es villa antigua y no se sabe ni tiene origen que haya sido aldea, no esta sujeta a otro pueblo y no se sabe como se fundo en su origen el nombre de la villa” “Muchos son los dichos y charlas en las cuales se oyeron decir a los más ancianos del lugar “que esta villa era de moros, cuando se gano la villa de Montiel y otras villas comarcales se gano esta villa de Terrinches tierra de moros, no se sabe quien la gano, ni que rey reinaba en aquel tiempo, ni saben responder otra cosa”.
De estas consideraciones, bien pudiéramos sostener la posibilidad de un primer asentamiento árabe, del cual derivaría un primitivo torreón, asentado en el mismo emplazamiento del actual, repoblándose con posterioridad a la conquista, según los usos tradicionales de la Orden santiaguista, en los Campos de Montiel.

viernes, 25 de mayo de 2012

Agricultura

Terrinches, tierra de moros y tierra de Quijote no es tierra llana; no es Mancha ni serranía ni sierra Morena, está entre medias de Sierra Morena y Sierra de Alcaraz y La Mancha,  este pequeño municipio con grandes llanuras y grandes montañas cuenta con un terreno muy propicio para el desarrollo agrícola, su principal base agrícola es el olivo pero también cuenta con grandes superficies destinadas a la vid y al cereal.

   En cuanto a la ganadería lo más representativo son las ovejas.

   Es además una de las localidades privilegiadas en cuanto a riqueza cinegética se refiere. Su territorio está ubicado en una zona donde se presenta el hábitat característico de la perdiz roja, especie reina de la caza menor, a la cual van asociadas otras no menos importantes: la liebre y el conejo.

   El municipio es pionero en la actividad vinculada con el turismo cultural y de aventura.

Rutas

Existen varias rutas en el municipio, como:

Por Terrinches discurre el tramo 6 de la Ruta del Quijote.
Lentamente comienza a perfilarse en el horizonte la silueta de la Sierra de Alcaraz, en la que el viajero debe parar en los siguientes pueblos. Como son: Povedilla, Villanueva de la Fuente, Albaladejo, donde se han encontrado resto de una villa romana del siglo IV, y Terrinches, en cuyo entorno se conserva la torre de su antiguo castillo y restos de antigua presencia romana.

Desde aquí podemos visitar también por su cercanía los pueblos de Puebla del Príncipe, Villamanrique, Villanueva de los Infantes...

Ruta de las Vías Pecuarias.
En ella encontramos tramos de gran recorrido, pequeño recorrido y senderos locales. Además de las vías pecuarias propiamente dichas, existían unos elementos adicionales que completan y asisten a esta red de caminos ganaderos.

Descansaderos. Ensanchamiento de la vía pecuaria donde los rebaños podían descansar o pasar la noche.

Abrevaderos. Podían ser pozos con pilones o bien se hacían coincidir con el paso de arroyos, ríos o lagunas.

Majadas. Lugar en donde los rebaños pasaban la noche.

Mojones o Hitos. Señalización del itinerario de las vías pecuarias.

Puertos Reales. Lugares en los que se cobraban los impuestos a la corona.

Contaderos. Pasos estrechos en los que poder contar fácilmente las cabezas de ganado.

Puentes. Algunos de ellos servían de contaderos.

Chozos. Viviendas de los pastores trashumantes durante su estancia en los "extremos".

Casas de esquileo.

Lavaderos de lana.

Sociedades ganaderas.

Ermitas meseteñas.

Ventas de trashumancia.

Carteles indicadores de vía pecuaria.

Naturaleza

Por su situación, a Terrinches podemos sintetizarlo en tres zonas:

Una zona montañosa que recorre todo el norte del término en dirección este-oeste. Está, en líneas generales, formada por suelos calizos, de depósitos pedregosos, y renzinas que apenas puede soportar un sotobosque mediterráneo. La orografía es montañosa, con numerosas pendientes y barrancos que remarcan el escalón sur del gran altiplano calizo que recorre el Campo de Montiel en dirección suroeste-nordeste, con entrada en término de Villanueva de la Fuente, y que tiene su mayor exponente en cerro Castellanos (1.040 m.) en término de Terrinches.

La vegetación está formada por monte bajo y hay dedicación a vid y olivo, este último especialmente insistente en su lado este. A esta zona corresponden los parajes de La Canuta, Perdices, Castellanos, Mijo, Toledano, Robreos, San Cristóbal o Bollanguera.

Una franja llana, apegada al sur, de suelos sedimentarios rojos mediterráneos y pardos, apta para el cultivo, y dedicada en su mayoría a labor. Es todo un corredor natural por el que discurren arroyos como el de La Hoz de Terrinches o el Hinojo, y por donde se dirige el Camino de Aníbal, en dirección noreste-suroeste, justo en el centro de este corredor natural. A ellos pertenecen los lugares de La Vega, El Sumidero, Luciana, los Gongarres, Portillejo, Los Parrales, las Nogueras o Los Bailaderos.

Una tercera zona que abarca casi toda la mitad sur del término, formada por los  valles y gargantas silíceas, especialmente abruptas en el valle de la Hoz de Terrinches, que hace límite con Montiel en el lado sureste del término. Está formada por suelos con grandes depósitos de cuarcita que conforman la cuenca de los arroyos del Sumidero y del Resquicio.

La zona está dedicada al cultivo de labor y a pastos allí donde aflora la roca madre. Corresponde a los parajes de Los Vallejos, Los barrancos, Loma del Tornero, Atalaya, Poyato, Dehesa de los cerros, Prado Polo, Loma Bellido, Alto Rubio Dehesa del Marañal, etc.

Los espacios naturales que podemos destacar en Terrinches son Cueva Loma Gallego, Hoces de San Isidro y Vías Pecuarias.

   La Cueva Loma Gallego es una cueva prehistórica con Estalactitas y Estalagmitas.   Se trabaja en el acondicionamiento de los accesos para los visitantes.

   En las estribaciones de Sierra Morena encontramos las Hoces de San Isidro con plena actuación medioambiental en marcha: consolidación de zonas de acampada, diques de baño, playa artificial, diques de regeneración piscícola, zona recreativa y deportiva, bungalow, centro interpretación medioambiental, etc.

   Existen seis vías pecuarias en la localidad, con más de 30 km. de recorrido: Cañada Real de Andalucía, Vereda Sto. Cristo, Colada del Sumidero, Cordel de las Hoces, Colada del Valle y Vereda de los Abrevaderos

Fiestas - Cruz de Mayo

 La Cruz de Mayo realizada el 1 de Mayo, donde los vecinos visten una cruz de flores, en la recoleta plaza alrededor de la ermita dedicada a San Antón y, en torno a la misma, cantan Los Mayos, repartiéndose, a la finalización de la fiesta, frutos secos y sangría entre los asistentes.

Fiestas - San Antón

17 de Enero: Se realizan en la ermita, de estilo serrano-andaluz, bajo la advocación de San Antonio de Padua, situada a pocos metros del consistorio, los vecinos y visitantes, celebran una misa en honor al santo, tras la que proceden a la bendición de roscos y animales y a la subasta del Cerdo de San Antón. La estampa de esta curiosa tradición se define en el pequeño cochino que va creciendo, inocente a su final, por las calles de la localidad, mantenido por la improvisación y hospitalidad de los vecinos, hasta su plena sazón y subasta, con motivo de esta fiesta.

Fiestas - San Isidro


15 de Mayo: En un paraje de gran interés natural, rodeado por cañadas y monte bajo, dominado por la ermita de San Isidro, terrinchosos y visitantes se reúnen en romería, a lo largo de un día completo, acampando, en muchas ocasiones, la noche del día anterior. En el transcurso de la fiesta, se suceden las hogueras, bailes y músicas tradicionales, que encuentran su punto más alto de asistencia de público en la Misa Campera celebrada en honor del santo.










  




 












Fiestas Patronales

Del 8 al 17 de agosto: El día 8 de agosto dan inicio las fiestas patronales de Terrinches, con la celebración del Día del Patrón, Santo Domingo de Guzmán, situado en la Iglesia del mismo nombre. Con tal motivo, a la tarde, el Santo es llevado en andas, en dirección a la Ermita de la Virgen de Luciana, cruzándose ambas procesiones a la mitad del camino. Juntos, después de varias reverencias y ¡vivas! y ¡salves!, en homenaje a los dos Patronos, que son seguidas con gran fervor popular, ambas imágenes emprenden el camino de regreso, hacia la Iglesia de Santo Domingo, en donde permanecerá la Virgen hasta el mes de mayo. 







   El día 15 de agosto es la Fiesta Mayor del pueblo, con actividades muy variadas a lo largo de los diez días de fiestas patronales. La subasta de las andas de la Virgen, muy especialmente en los últimos metros antes de cruzar el pórtico de la iglesia, ocupa uno de los puntos álgidos de la fiesta, con gran animación por el buen oficio de los subasteros, que mantienen un vivo debate de pujas entre el numerosísimo público asistente. Las donaciones son empleadas para labores sociales y mejoras de las instalaciones religiosas del pueblo.

   Tambien como es habitual en la localidad, el primer domingo de Agosto, en la finca de la Mataborde, se celebra la elección de los Novillos y Vaquillas que se lidiarán en las fiestas patronales de la localidad. En ella la aficion tendra la oportunidad de "torear" a varias vaquillas que se soltarán en el corral de la Mataborde. Al final de este evento la aficion podrá tomarse un refresco acompañado por un aperitivo en dicho lugar.

Historia - La Ermita




La Ermita de Nuestra Señora de Luciana es un pequeño santuario situado dentro del término de Terrinches (Ciudad Real, España) fue construida por el maestro Ruy González del Corral en la primera mitad del siglo XVI en estilo tardogótico y fue reedificada entre los años 1484-1525 a expensas del Conde de Osorno, por entonces Comendador Mayor de Castilla.

   La ermita es de planta rectangular, con la capilla mayor de bóveda de crucería. En la segunda mitad del quinientos se reformó dicho cuerpo, levantando varias filas de arcos diafragma, apuntados, sobre los que descansaba originalmente una cubierta de madera de pino; en esta fase contaba ya con portal, puerta principal de cantería labrada y unas pequeñas estancias en el santero.



   En los últimos años del siglo XVII, y a comienzos del siglo XVIII, el santuario cambió su cubierta de madera por otra de medio cañón con lunetos, construyéndose también el camarín de la virgen detrás del presbiterio. Probablemente, a esta misma época pertenecen gran parte de los repintes que sufrió el retablo, destacando la transformación de los símbolos del remate: Cruz de Santiago y Ave María.

   El retablo debió encargarse hacia 1535, donde se colocó la antigua imagen románica, en alabastro, de Nuestra Señora de Luciana, venerada desde antiguo en esta comarca. Y debió ser realizado por un maestro castellano, conocedor de los avances estilísticos conectados con las formas renacentistas y cercano a las escuelas de Guadalajara y Cuenca (dinastía de los Gómez).

   En esta influencia destaca el sentido monumental en el tratamiento de las figuras, la aproximación a los cánones vitruvianos, las poses elegantes, así como una tímida idealización, claros ecos procedentes de los maestros italianos.

   Sin embargo, todavía pueden observarse claros rasgos conservadores, conectados con la tradición tardomedieval, representada por Juan de Borgoña y Pedro Berruguete, tendencia propia de las escuelas manchegas de maestros canteros y escultores durante toda la primera mitad del siglo XVI. Así se explican la recurrencia a los paneles de fondo, a los grutescos, a la preferencia del oro; o las dudas en el tratamiento de la perspectiva.


   El retablo consta de banco o predella, dos cuerpos, tres calles, ático, aletas y remate, combinando la pintura al temple mixto, en sus ocho tablas, y la escultura en bajorrelieve, en los encasamientos, entrecuerpos, guardapolvo y remate, con pilastras de basas sencilla, fustes y capiteles enriquecidos con grutescos en relieve. Predominan los motivos vegetales y geométricos (ovos, palmetas, dardos). Originalmente los motivos ornamentales de la arquitectura que encuadra las mencionadas pinturas combinaba los tonos blanco, gris-verdoso, rojo y verde aguamarina, enriquecidos por zonas con pan de oro sobre bol rojo. Iconográficamente, el retablo desarrolla el tema de la Redención.

   El Calvario: Situado en el entorno de la Ermita de Ntra. Sra. de Luciana, se puede verificar la existencia de cuatro grandes momentos de ocupación: romano, medieval-cristiano, moderno y contemporáneo.

Historia - La iglesia

 Fue construida entre los años 1468 y 1493, en una primera fase, y entre 1494 y 1515, en una segunda ,época del reinado de los Reyes Católicos,  durante las que tuvieron diversas reformas, con aportaciones decorativas de gótico flamígero, en portadas y huecos (así como en la portada principal que data de 1520). Esta Iglesia sigue el esquema de templo-fortaleza, en una sola nave (37x12 m.), con muros de carga y contrafuertes muy marcados exteriormente, combinados con arcos fajones de medio punto, que arrancan sobre columnas o pilastras adosadas a los muros, formando una bóveda de cañón. La Torre-Campanario que se sitúa a los pies, al oeste, en el eje longitudinal, es de planta cuadrada en un primer cuerpo y octogonal en un segundo cuerpo. El ábside es poligonal de lados; dispone de coro a los pies, sobre un gran arco carpanel de piedra, y cuenta con una gran balaustrada de madera y acceso por escalera de caracol, en piedra, con espigón central torneado, formando molduras, la cubierta es de dos aguas en teja árabe sobre cerchas de madera apoyadas en los muros de mampostería y sillería,  dispone de una pequeña ventana tipo buhardilla, y una cornisa o alero con canecillos y tablero de madera. Exteriormente presenta once contrafuertes, siendo uno de ellos de menor altura y sección, junto a la puerta principal los demás tienen dos cuerpos, siendo de mayor sección el interior, rematados en forma piramidal a tres aguas en piedra. Actualmente tres de ellos están enfoscados en la fachada principal. El paso entre las diferentes secciones se lleva a cabo mediante imposta de piedra labrada estando la parte superior corrida por toda la fachada. En la torre, en el segundo cuerpo, tenemos tres impostas, siendo la más alta una antigua cornisa. La portada principal es de arcos apuntados, abocinando algo la entrada con columnillas rematadas con un arco conopial con escudos, florones y rosetones labrados dentro de los paños cajeados por un alfiz, que se remata con un friso labrado en la piedra.



   La nave interior presenta cabecera de tres lados, poligonal, elevada tres escaleras sobre el suelo del templo con altar y retablo de tres lados, con tres calles principales y tres cuerpos con órdenes jónico y corintio, adintelado abajo, y con frontones triangulares arriba, de estilo neoclásico. Las pilastras y arcos fajones son de sillería vista  estando el resto de la iglesia enlucida y pintada. Dentro se conserva un magnifico retablo mayor, fechable en la primera mitad del siglo XVII. La arquitectura del retablo, de autor anónimo , fue completada por el escultor y pintor vecino de la cercana villa de Almedina, Miguel Bajo Castillo y pintado, dorado y policromado en el 1643 por él mismo. Se trata de un retablo de estructura que se adecúa perfectamente al ábside en el que se ubica, por lo que adopta una forma semipoligonal, y en el que se combinan escultura y pintura cobijadas en una máquina arquitectónica armoniosamente compuesta y formada por banco, tres cuerpos, tres calles y dos entrecalles. La arquitectura es muy clasicista, utilizándose el orden jónico en el primer cuerpo y el compuesto en los otros dos, posee un guardapolvo simulando unas arquitecturas que se corresponden con las columnas de los dos cuerpos y se remata por cráteras. En el segundo cuerpo las tres escenas principales se cobijan por tímpanos triangulares que se repiten en las tres escenas centrales del último piso. Con todo ello se consigue hacer una obra de lectura diáfana en todo el conjunto, finalidad para la que fue concebido. La lectura iconográfica no ofrece un mensaje tan definido, mezcla escenas de la vida de Cristo y de la Virgen. Comenzando la descripción por el banco, tenemos entremezclados con paisajes y grutescos, a San Lucas, San Juan y el PrendimiMateo y San Marcos, es decir, cuatro escenas pasionales, flanqueadas por cuatro evangelistas, todas ellas realizadas en pintura. En el primer cuerpo estarían pintadas la Adoración de los Reyes y  el Nacimiento de Jesús , esculpidas, la figura de Santo Domingo, advocación a la iglesia y hoy sustituida por el Sagrario, a ambos lados Santo Tomás de Villanueva y San Gregorio Obispo. El segundo cuerpo conserva las dos pinturas de las calles laterales que representan el Pentecostés y la Ascensión de Cristo,  la figura central esculpida de la Asunción de la Virgen, a ambos lados de ella se alojarían dos esculturas de San Pedro y San Pablo. Por fin, en el último piso se ha conservado todo el conjunto, formado por dos escenas pintadas en los extremos, la Flagelación y el Ecce Homo, y tres tallas, el Calvario en el Centro , a sus lados, la Virgen y San Juan, los tres bajo tímpano. triangular.

Historia - El Castillo

En su descripción, anticipándose a las actuales fronteras, se indica, en dicho documento que Terrinches no es tierra llana, no es Mancha ni serrania, está entre medias de Sierra Morena y Sierra de Alcaraz y la llanura de la Mancha, destacando ya su singularidad como punto privilegiado, desde el que acceder a los puntos antes relacionados, por su proximidad y vecindad con todos ellos.



   Otro aspecto histórico que arroja este documento es el posible origen de uno de los oficios más significativos de Terrinches, en el transcurso del siglo XIX y los dos últimos tercios del siglo XX, la arriería.

   Los arrieros, en su peculiar forma de entender la vida y sus largas correrías por los caminos de Andalucía tuvieron su punto de partida en los importadores de aceite en tierras de frontera entre la España castellana y Andalucía, ya se citan en el Catastro del Marqués de la Ensenada. El paisaje actual ofrece una estampa típicamente jiennense, con la mayoría de las tierras cultivables, de los 54 km2 de término, dedicadas al olivar. Este hecho no responde sino a la significativa labor emprendida por arrieros, en su comercio de aceite, primero ya citado en el Catastro del Marqués de la Ensenada al señalar en el capítulo de industria y comercio  la existencia de un molino harinero en el término, así como tráfico de arriería, para la extracción de granos é importación de aceite y otros géneros. Posteriormente, a lo largo del siglo XX, se convertiría en un comercio especializado, preferentemente sobre embutidos y especias, fundamentalmente pimienta. Los recursos actuales sobre el significado de la arriería en Terrinches se concentran en un rico y variado espacio etnográfico  todavía presente en muchas casas del pueblo.

   Dominios que tuvo la Orden de Santiago en el Reino de Castilla (siglos XIV y XV).

   Como aportación final a los orígenes históricos de la población, hoy pendiente de la información que aporten las fuentes que en la actualidad, son objeto de estudio e investigación, existe la opinión fundada de varios asentamientos en torno al S.VI d.C, uno de los cuales de origen romano situado en el Barranco del Hinojo habría sido habitado hasta principios del siglo XVI, coincidiendo con los datos revelados por la descripción realizada en 1575, antes mencionada:



   A los cincuenta y seis capítulos dijeron que en el término de esta villa se oyó decir a los más ancianos que hubo un lugar que se decía el Hinojo del cual era pequeño y de muy poca vecindad y que en tiempos antiguos robadores, salteadores y otras personas de mal vivir los robaban y estragaban por ser pequeña, lo cual produjo que los habitantes de esta aldea tuvieran  que  venirse  a vivir a esta villa, de la cual, en el  presente hay vecinos en ella que sus nombres derivan de allí.




   De los innumerables castillos que la Orden de Santiago tuvo en la comarca de los Campos de Montiel, de muchos de ellos sólo queda el recuerdo. De otros algo, poco más, pero en cualquier caso merece hacerse una visita a esta Comarca por parte de quienes sean aficionados al hallazgo de estos venerables y antiquísimas construcciones guerreras.de todos ellos recordamos el castillo de Terrinches. La fortaleza es un pequeño castillo formado por una gran torre de 17 m. de lado, que estuvo protegida por un antemuro, también cuadrado, con torres circulares en sus ángulos. Este gran torreón se encuentra emplazado en la zona noroeste de la población a la cual protege, situada a 12 Km. al sur de Montiel, a 120 Km. al este de Ciudad Real y 60 al este de Despeñaperros. Las primeras noticias históricas de este enclave `proceden del siglo XIII. Perteneció a la Orden de Santiago y sufrió un ataque árabe en 1282, cuando el sultán de Marruecos, Aben Yucef, llegó hasta este lugar arrasando la zona, no conseguir la rendición de sus defensores. El recinto exterior, que era de mampostería, está muy destruido conservándose solamente dos torreones redondos que defendían los ángulos. En buen estado se encuentra la gran torre interior que ocupa una superficie de casi 300 metros cuadrados de terreno. Su estructura se mantiene hasta la terraza defensiva, aunque perdiendo el parapeto, las almenas y los tres matacanes que tenía. En tres de sus caras hay ventanas, formadas por arcos de medio punto, cuya anchura oscila entre 1,35 a 1,60 m. Está realizada en mampostería con la que se entremezclan los sillares, empleados en los ángulos y vanos del edificio, que consta de una gran cámara en su planta baja, de la que arranca una escalera, que sube por el interior del muro sur, de 4 metros de grosor, hasta la planta principal. Ambos pisos se cubren con dos grandes bóvedas de cañón apuntado cada uno, que descansan en dos grandes pillares de sillería. Si el piso inferior sólo tiene saeteras, la planta principal presenta tres grandes balcones situados bajo los matacanes. Una nueva escalera nace en el lado norte de esta cámara y a través del muro desemboca en la terraza por el lado oeste.